Sufrir y Escuchar
Cuando estamos en medio de una profunda tristeza o de circunstancias difíciles, quizás nos sintamos ofendidos si alguien sugiere que a veces salen cosas buenas de la adversidad. Una persona con buenas intenciones que trata de animarnos a confiar en las promesas de Dios podría percibirse como insensible o incluso no realista. Eso le sucedió a los hijos de Israel cuando Dios estaba trabajando para liberarlos de Egipto. Cuando faraón endureció su corazón hacia el mandato del Señor de dejar ir a su pueblo, aumentó la carga de trabajo de los esclavos hebreos forzándolos a reunir la paja que necesitaban para hacer los ladrillos (Éxodo 5.10- 11). Ellos se desanimaron tanto que no pudieron aceptar las palabras tranquilizadoras de Moisés de que Dios había escuchado su clamor y había prometido llevarlos a una tierra propia (6.9). Hay veces en que nuestro sufrimiento y temores pueden cerrar nuestros oídos a las palabras de esperanza de Dios. Pero el Señor no deja de hablarnos cuando a ...