Expectativas correctas
Cuando pensamos en casarnos, todos estamos en búsqueda de la persona ideal, pero son pocos los que verdaderamente buscan ser esa persona ideal que haga feliz a su pareja. Definitivamente no debemos ignorar la realidad espiritual de nuestra pareja. De lo primero que debemos asegurarnos, es que aquella persona ame a Dios sobre todas las cosas. Sin embargo, cometemos un grave error si nos enfocamos más en cambiar a la otra persona que el esfuerzo que invertimos en prepararnos nosotros mismos para entregarnos de una manera honrosa. Si buscas casarte, ¡estás a un excelente tiempo! Si ya te casaste, nunca es tarde para pedirle a Dios que nos haga más parecidos a Jesús para amar incondicionalmente a nuestra pareja.
Uno de los principales enemigos de nuestro matrimonio es nuestro propio egoísmo. Éste, elevará las demandas que tenemos mientras que ignorará la importancia de reconocer nuestro pecado. Estas demandas suelen provenir de expectativas equivocadas. Esperamos que la otra persona nos proporcione plenitud, cuando solo Dios puede completarnos. Necesitamos, primero que nada, entender que nuestra pareja también depende de la gracia del Señor en medio de sus debilidades. Tú eres la persona más cercana a tu pareja y eso te convertirá en la persona más consciente de sus errores, sin embargo, esto te enseñará a amar incondicionalmente, así como Dios nos ama tal y como somos.
Otra expectativa equivocada, es idealizar el matrimonio pensando que nunca enfrentaremos batallas emocionales, pensamientos negativos o pruebas desafiantes. Compararnos con lo que vemos aparentemente en otros matrimonios y creer que somos los únicos que experimentamos luchas, producirá una carga agobiante sobre nuestros hombros. Debemos enfrentar dichas dificultades entendiendo que Dios está con nosotros, aferrándonos al amor incondicional y estando los dos dispuestos a obedecer la Palabra de Dios por encima de nuestros gustos y opiniones.
De Plan de lectura Devocional
"Matrimonio con visión".
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